Por: María Medrano
“Una de cada cuatro personas que murieron por COVID-19, entre febrero de 2020 y septiembre de 2021, se dedicaba al hogar”, así comienza una de las notas informativas que más impacto debió generar al cierre del año; la investigación realizada por Serendipia Data, una iniciativa de periodismo independiente es mucho más reveladora que eso.
El trabajo vale la pena ser leído a detalle, por ello dejaré la liga para la consulta completa: https://serendipia.digital/covid-19/ocupacion-con-mas-muertes-por-covid/.
Lo que más impacta es que las mujeres, que generan 2.4 pesos de cada 10 que circulan en la economía mexicana, son las más afectadas por este virus que nos ha arrebatado tanto.
Una de las explicaciones que sugiere la investigación es que, en las mujeres que se dedican al hogar, recaen además labores de cuidado que conllevan una carga emocional. Pero el tema podría ser más cercano a las imposiciones sociales, en el sentido de que una mujer “dedicada a su familia”, es la última que debe prestarse atención a ella misma.
Es de llamar la atención que la población que menos movilidad tiene por dedicarse al hogar haya sido la más afectada, más que quienes salen a trabajar, a divertirse, viajan e incluso más que el personal médico que estuvo en contacto directo con las y los pacientes más graves.
En el periodo de referencia, 46 mil 352 mujeres encargadas del hogar fallecieron por la COVID-19 y aun cuando inició la vacunación, la inmunización no marcó la diferencia y la tendencia se mantiene a pesar de ella.
Es el sector de la población, de manera local, al que más apela José Ricardo Gallardo Cardona gobernador del estado; desde las campañas a cualquiera de los cargos que ha ocupado; es uno de los sectores a los que prometió beneficiar con las políticas públicas.
Pero, más recientemente es a las personas que más expuso en sus multitudinarios festejos navideños, a contrapelo del discurso del titular de los Servicios de Salud, Daniel Acosta Díaz de León, quien advirtió del “preocupante” número de casos presentados en el último periodo.
Para revertir la tendencia, no todo es responsabilidad del gobernador o de la Secretaría de Salud, el semáforo verde sostenido desde mediados de octubre ha propiciado que las medidas se relajen, lo que también es natural en una sociedad cansada, por casi dos años de pandemia que nos ha metido en una montaña rusa de números, los que ya a casi nadie le impactan.
Y no impactarán hasta que no nos ocurra de cerca, hasta que las consecuencias de la enfermedad se reflejen en las personas cercanas a nosotros o en nosotros con consecuencias sacudidoras, hasta que no sintamos en carne propia el temor de que el paciente se agrave.
Pero si estos datos no nos sacuden y no nos hacen reflexionar acerca de si nuestras acciones las provocan, quizá nada lo hará.
