La llamada “declaracionitis” pareciera un subgénero del periodismo, aprovechado por políticos y políticas para declarar lo que les viene en gana. El Mirador pretende ser un espacio de opinión respecto de esa práctica, tan inútil como banal.
Luego de una carrera política que emprendió en 1995, como regidora en el ayuntamiento de Matehuala, y de haber “saltado” -desde 2006 a la fecha- del Congreso del Estado a la Cámara de Diputados, de ahí al Senado y de regreso a la legislatura local, la ex panista Sonia Mendoza Díaz, admite que ella y sus compañeros de la LXII Legislatura le quedaron a deber a los potosinos.
Eso suena más bien a burla, pues durante cada uno de los cargos de representación popular, ella como todas y todos los legisladores, seguro ha acumulado una importante cantidad de dinero, sólo por concepto de dietas.
Ella, o el resto de sus 26 compañeros, pueden reconocer que le han quedado a deber a los potosinos, pero no reclamar que se les haya quedado a deber al menos una quincena. Mucho menos dejar de cobrar las cinco que les restan hasta el próximo 13 de septiembre.
De nada le resulta útil al ciudadano saber que diputadas y diputados les quedaron a deber a las potosinas y potosinos. Seguro ella no se quedará pobre y menos si tiene acomodo en el próximo gabinete estatal.
