La Gallardía se ha propuesto alcanzar un padrón de militantes de un millón de potosinas y potosinos.
Afirman que, a las elecciones del 2021, llegaron con 380 mil. Sumarán a 620 mil para las elecciones del 2024.
Hace una semana, el Partido Verde Ecologista de México, en el marco de la celebración del primer aniversario del triunfo de José Ricardo Gallardo Cardona, el gobernador anunció las metas políticas de La Gallardía.
Sostener la alianza con la cuarta transformación en los comicios presidenciales y cumplir la meta de llegar al millón de afiliados en la entidad.
No se andan por las ramas.
Tienen objetivos claros que, desde el gobierno, impulsarán con todo: para eso están los programas sociales.
Hace unas semanas, en Ciudad Valles, se reunieron dirigentes del partido Verde de la Huasteca. Era un encuentro informativo sobre el proceso de acreditación y afiliación “voluntaria” al partido.
Por alguna razón, en el ambiente circulaba la idea de que se trataba del arranque del operativo para el reparto de Tarjetas Rosas que la administración estatal entrega a mujeres. El salón de un hotel se llenó de inmediato y decenas de personas ni siquiera pudieron ingresar.
Sirva el ejemplo, para documentar la duda de que la afiliación al PVEM sea voluntaria.
Los programas sociales del gobierno son el anzuelo que se lanza y a no dudarlo, muy pronto el padrón de ese partido empezará a crecer a ritmo vertiginoso.
En política todo se vale y todo es posible.
En democracia no tendría que suceder eso, pero en la realidad es algo que aplican todos los gobiernos sin importar siglas ni colores.
Así, mientras el partido en el gobierno hace lo que le toca, en la oposición parece no suceder nada o casi nada.
El Partido Acción Nacional continúa con su plan de afiliación. Construyen nuevos cuadros a cuentagotas sin tener un objetivo claro ni meta numérica específica. Más bien parece un programa diseñado para intentar un control de daños tras la renuncia de algunas “figuras” que se fueron a Movimiento Ciudadano.
Cómo estarán las cosas en ese partido, que festejaron un año de haber ganado las elecciones, pero en Villa Hidalgo.
En el Revolucionario Institucional ni se diga. El edificio del tricolor da la impresión de ser un mausoleo al que nadie visita ni en el Día de Muertos.
En sus redes sociales, han publicado fotografías de reuniones de la dirigencia estatal del partido y son de dar pena; se les ve cabizbajos, desmotivados, apachurrados.
La Gallardía es como una gran mancha que se extiende y se extiende, mientras que la oposición se achica y no da visos de lograr una pronta recuperación.
