Petrificada en su mediocridad, la LXIII legislatura proyecta la construcción de una nueva sede que le costaría a las y los potosinos 150 millones de pesos.
La ociosidad es la madre de todos los vicios y en la legislatura parecen no tener otra qué hacer sino producir frivolidades.
Creen que se lo merecen y que lo valen.
Quieren una especie de Ciudad Legislativa que albergue un Salón de Plenos, áreas de trabajo de comisiones, espacios para cada diputado y diputada, espacios para la burocracia administrativa, así como estacionamiento.
La cosa va tan en serio que ya tienen un terreno ubicado por el rumbo del Periférico Sur y ya planean incluir el proyecto en el Presupuesto de Egresos 2023.
A decir de José Luis Fernández Martínez, presidente de la Junta de Coordinación Política la construcción del edificio se encuentra en los últimos detalles.
Lo que menos necesita San Luis Potosí en estos momentos es una Ciudad Legislativa.
Y no solo eso. Basta pasar a revisión el desempeño de la legislatura para percatarse de su pobre actuar.
No en balde Congreso Calificado los ha reprobado por su baja productividad legislativa. Por si eso fuera poco, el Consejo Ciudadano de Transparencia del Poder Legislativo, también los ha reprobado en materia de transparencia y rendición de cuentas.
“La idea es hacer un recinto que tenga medidas de acceso adecuadas para la atención de los ciudadanos, como es el caso de las personas con discapacidad. Si tuviéramos un diputado que tuviera problemas de movilidad, una persona con discapacidad sería prácticamente imposible ingresarlo al salón de Pleno para que pudiera desarrollar su trabajo, entonces tratamos de construir un edificio que atienda las necesidades del trabajo legislativo, con un salón de Pleno, oficinas y salas de junta suficientes para desarrollar el trabajo del Congreso”.
Ese es el pretexto para gastar 150 millones de pesos.
Pareciera que el ego, imperante en palacio de gobierno, se ha trasladado al Congreso del Estado; olvidan que, aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
Aunque se construyan un edificio con gran lujo y comodidades, la imagen que de ellas y ellos que tiene la ciudadanía no variará.
Tener casa nueva no implica ganar estatus como representantes populares, es más bien una oportunidad para que la gente les critique la suntuosidad en la que pretenden vivir.
Ni hablar, eso es lo que tenemos.
Ya se han de ver en prospectiva con el gobernador José Ricardo Gallardo Cardona inaugurando y develando una enorme placa con la que estarán pasando a la historia.
