“Hoy es un partido vivo, latente y vigoroso que está revitalizándose”. Tan aventurada declaración es de Víctor Hugo Salgado Delgadillo, regidor capitalino y presidente del Comité Municipal del Partido Revolucionario Institucional en la capital.
El chiste se cuenta solo.
El tricolor se extingue lastimosamente y sus dirigentes parecen ver lo contrario.
Inexplicablemente, ve un partido con vitalidad y energía.
El partido está más vivo que nunca, está latente y de pie, afirma el dirigente priista cuando en los hechos, el partido está desfondado.
Se trata de una profunda crisis que lo tiene al borde de la desaparición. Durante los últimos tres años perdió diez gubernaturas. Hoy solo gobiernan en el Estado de México e Hidalgo, pero el año próximo hay elecciones en ambas entidades y en ellas se tienen los peores vaticinios.
Se podrían quedar huérfanos de gobernadores. Hace tan solo quince años, tenían 22 estados en su poder.
La caída es estrepitosa.
No obstante, en el partido creen ingenuamente que aún pueden levantarse desde sus cenizas para volver a alzarse al vuelo.
El presidente del priismo capitalino, repite el mensaje hueco e insustancial de su dirigente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, en el sentido de que el partido regresará a la senda de la victoria en el 2024.
En una transmisión en vivo a través de sus redes sociales, en una oficina vacía, envió un mensaje de aliento a las y los priistas. Se ofreció a ser gestor ante el ayuntamiento donde el PRI es gobierno, por lo que garantizó que se atenderán y resolverán los problemas que puedan ser planteados.
Valdría la pena recordarle que el PRI es parte de una coalición y que Enrique Francisco Galindo Ceballos es alcalde gracias a los votos del PAN. El blanquiazul aportó el doble de sufragios que el PRI.
Anunció que el Comité Municipal está por emprender la renovación de sus 363 comités seccionales en la ciudad. A partir de ahí, dijo, el partido retomará el rumbo del éxito electoral.
Estamos haciendo las cosas bien y las vamos a hacer mejor, vamos a recorrer las calles y a ensuciarnos los pies y las botas, alardeó.
Nos hemos echado una inyección de adrenalina, dijo en un chiste que se cuenta solo.
