Por: Don Pepe
Hubo tiempos en que el Partido Revolucionario Institucional controlaba a su antojo el Poder Legislativo por su abrumadora mayoría.
De eso solo queda el recuerdo.
Por no ir más lejos, revisemos las últimas cuatro elecciones.
En los comicios de 2012, el PRI ganó 7 de los 15 distritos electorales y llegó a 8 con el de Representación Proporcional.
Para las elecciones de 2015, triunfó en 6 distritos y con las plurinominales alcanzó 8 curules. Las mismas que el Partido Acción Nacional.
En 2018 el mundo se les empezó a venir abajo a los “Revolucionarios” que solo ganaron 3 distritos; con 2 plurinominales llegaron a 5.
Los superaron el PAN y Morena que contaron con 6 integrantes en sus fracciones legislativas.
En 2021, ganaron 3 distritos y les correspondió una plurinominal para llegar a 4 curules.
Pero en el transcurso de la legislatura renunciaron al PRI Héctor Mauricio Ramírez Konishi y Yolanda Josefina Cepeda Echavarría, por lo que su fracción legislativa es de solo 2: Edmundo Azael Torrescano Medina y Alejandro Leal Tovías.
El PRI está a nada de mirarse en el espejo del Partido Conciencia Popular, fracción calificada por su eterno líder y ex diputado, Oscar Vera Fábregat como la “única e indivisible”.
Los peores augurios están por cernirse en el tricolor para las elecciones legislativa del próximo año, cuando en el peor escenario, se pueden quedar sin representantes en el Congreso.
Durante la última década han venido perdiendo distritos y como consecuencia, su fuerza en el legislativo ha alcanzado un nulo nivel como ocurre ahora.
La renuncia de la diputada Cepeda Echevarría, electa por el distrito XIV para sumarse al Partido Verde Ecologista de México revela la crisis que desde hace años viene arrastrando ese partido.
Pierden militantes y simpatizantes, dirigentes, representantes populares y lo peor, votos; miles de votos tras cada elección.
Están a un tris de convertirse en lo que ha sido el PRD que, de 3 diputados en 2012, en 2021 cayó a cero.
De ahí a perder el registro hay solo una delgada línea.
